Veganismo

lunes, 16 de febrero de 2015

Frida




Frida, como Frida Kahlo, por supuesto.

Y por su procedencia del alemán Frieda, "paz". Eso es precisamente lo que me da mi "Frida" una sensación de paz y liobertad inabarcables.




Es como si la barra me hubiera cambiado la vida. Aunque coincide con otros acontecimientos, y gente que estoy encontrando a mi alrededor, la barra tiene algo oculto, que día a día va impregnando todo mi ser. 

Lo que empezó siendo la práctica de un deporte más, ha pasado a convertirse en locura, vicio y una sensación de querer siempre más, sólo interrumpida por el dolor de hombros y brazos que te obliga sí o sí a parar.

Y si encima tienes la suerte de tenerla en casa, porque en tu cumple, el mejor compi del mundo va y te la regala, pues ya está, la excusa perfecta para convertirla en una especia de extremidad más, un anexo del que te separas tristemente de vez en cuando.

Aunque el pole es un deporte duro, que requiere disciplina, determinación y fuerza, se van notando los resultados bastante rápido, por lo menos en mi caso. Y no me refiero a que te salgan todas las figuras o giros a la primera, no. De lo que hablo es de ir haciendo entender a tu cuerpo que se tiene que adaptar a una barra metálica de 45mm de diámetro que brilla y escurre una barbaridad, por lo que tienes que apretar las manos para no escurriste, pero sin pasarte, porque entonces no podrás girar.

Al principio todo es muy difícil, el cuerpo es novato, y no entiende nada; pero según vas entrenando y enseñando el camino a brazos, piernas, pies, ingles, corvas, manos... toda esa información se organiza de forma inconsciente dentro de ti, mientras tu luchas por no caerte. Y en las siguientes sesiones !voila! está ahí! Esa info resurge y de repente tu cuerpo sigue el camino correcto para ejecutar los trucos que has ido aprendiendo.

Me queda un largo camino, pero en los dos meses que llevo practicando pole dance, ya me salen un montón de cosas, que por supuesto tengo que pulir y perfeccionar, pero que me regalan momentos mágicos encima o alrededor de la barra.

In Frida I trust

                                   



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